Saltar al contenido

¿Una tonta motivada?

Un día me hicieron creer que levantarse tarde era de vagos o personas sin ambiciones ni sueños, personas que no luchaban por lo que querían … Sin tener en cuenta la circunstancia de cada uno. Sin pensar que yo en particular vengo de un camino de autoexigencia, perfeccionismio, planificación y control hasta la enfermedad y justamente necesitaba soltar, fluir, relajarme, bajar el listón, frenar… En mi caso mi cuerpo necesita descanso extra y además, si no estoy mal ese día, soy más productiva de noche y me acuesto tardísimo. Muy difícil madrugar. Nada de eso se tenía en cuenta porque lo normal juzgar a todos sin mirar las mochilas que llevan…

Uppssss NOOOO ¡¡¡¡¡perdónnnn!!!!! ha sido una reflexión de la Susana de antes que a veces aún asoma.

Nadie me hace nada. Nadie nos hace nada que no queramos permitir…. Yo me creí lo que me decían quizá porque yo misma lo pensaba o me había dejado convencer de qué era lo correcto y qué no. Somos nosotros los que podemos controlar cómo nos sentimos y cómo actuamos y hace tiempo que estoy aprendiendo a dejar de echarle siempre la culpa a los demás y a ser responsable de mis actos. Para ello he tenido que trabajar también y mucho la autoestima para que no me afecten ni necesite opiniones ajenas.

La gente pequeña no motiva con su ejemplo, solo con las palabaras a veces mal empleadas. Algo que he aprendido, que me he grabado a fuego es que las palabras convencen pero el ejemplo arrastra y otra cosa que me encantó escuchar fue que lo que hay peor que un tonto es un tonto motivado (Emilio Duró).

Me ha pasado siempre, dejarme influir por las palabras y opiniones de los demás, creerme menos y aceptar lo que oía como una verdad única por encima de mis sentimientos. Al final algo tan intrascendente como la hora de levantarse había llegado a causarme malestar incluso ansiedad porque sentía qué debía tener una justificación el día que era tarde.

Decidí dejar de ser una tonta motivada más y parar
a escucharme,
a cuidarme,
a hacerme preguntas,
a dudar de mis respuestas,
a dudar de los mensajes del resto,
a sentirme,
a mirarme dentro,
a soñar mis sueños,
a aprender para mi y para los demás.

Ahora me levanto a la hora que quiero, cuando me lo pide el cuerpo sabiendo que únicamente tengo que escucharme a mí, que tengo mi ritmo igual que cada uno tiene el suyo y no hay vida ni persona perfecta y no todos queremos ni necesitamos lo mismo.

¿Qué permites que te hagan lo demás? eso que tú debes decir que te hacen… cuéntame

Susana Guilló - aún formándome en coaching, formándome en vivir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *