Saltar al contenido

Validar las emociones

Lleva semanas un poco ausente. Es curioso como cuando más ganas tengo de escribir a veces no soy capaz porque otras cosas nublan mi creatividad y mis emociones.

Descubrir patrones sobre una misma no es fácil. Sabéis que siempre os lo digo: el camino del autoconocimiento es un romance que al final será una gran historia de amor pero como tal, por el camino, hay momentos complicados en los que tenemos que aceptar al otro tal y como es (en este caso a nosotros/as) si de verdad queremos seguir juntos de la mano.

Pues en este caminar, a través de las diferentes terapias (sí, por si alguien no me había leído antes, los coaches, psicológos, terapeutas…también necesitamos acompañamiento como cualquier persona) he sido consciente de que me estaba haciendo una experta en ocultar emociones. No solamente a los demás, a mí misma también.

Enseguida mi mente controladora y perfeccionista buscaba una explicación, una solución, un remedio para avanzar y no quedarme en esa emoción incómoda. ¿Qué pasa cuando actuamos así? que no estamos validando nuestras emociones y esa es una salida rápida, una solución a corto plazo pero al final todo eso contenido y ninguneado estalla de diferentes maneras: emociones y sentimiendos de gran intensidad incluso agresividad, problemas de salud física y mental.

Es importante reconocer nuestras emociones, validarlas y sentirlas sin prisa por cambiar de estado, todo requiere su tiempo. Tras tomar conciencia de ello y de las necesidades que nos están comunicando, entonces es momento de intentar avanzar y encontrar la herramienta que nos ayude a salir de ese estado. Pero es necesario pasar un tiempo ahí, en ese bucle de emoción que no es nada fácil.

Igual con las emociones de los demás. Antes de buscar una solución para ayudarles o incluso ningunear lo que sienten, es importante validar eso que están sintiendo y acompañarles.

Permite (te) unos minutos para escuchar el cuerpo, sentir la emoción, validarla. Abraza (te) y llora si es necesario. Pero no huyas de las emociones porque, aunque no nos gusten, ellas marcan el camino por las buenas o por las malas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *